Las últimas semanas fueron de incertidumbre e inestabilidad económica en nuestro país, con la suba sin freno del dólar, y un panorama que no dejaba más que preocupación en la población. El mundo inmobiliario no fue ajeno a esta crisis, y la escalada del dólar causó un cimbronazo, máxime en los tenedores de créditos hipotecarios.
De acuerdo a los datos que arroja el Colegio de Escribanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, durante las dos semanas de crisis cambiaria, se cancelaron unas 40 escrituraciones con crédito hipotecario, lo que representa cerca del 7% de las 540 operaciones semanales que se venían celebrando con créditos hipotecarios.
Según afirma el mencionado Colegio, las personas se acercaban a los bancos a consultar qué hacer ante el panorama desolador y angustiante, que no avizoraba mejorar.
Por su parte, la Cámara Inmobiliaria Argentina afirma que aproximadamente un 25% de las operaciones fueron postergadas a la espera de una mejora de la situación económica.
El problema residía en que los bancos entregan los préstamos en pesos, y así, ante la suba del dólar, dichos pesos permitían comprar menos dólares para la compra del inmueble que el tomador del crédito tenía previsto. Con lo cual los tomadores de créditos tenían dos caminos posibles: o pedir prestado dinero para alcanzar la suma, o buscar otro inmueble que se ajustara a la cantidad de dinero otorgada por el banco.
Según Alejandro Bennazar, presidente de la CIA “Ese 25% no está consiguiendo el dinero que necesita o no precalifica para una extensión del banco. Seguramente tendrá que reiniciar la búsqueda de un inmueble porque no logra comprar el que tenía previsto”.
Según Bennazar, puede dividirse a los tomadores de créditos en dos grupos, según se mire cómo hicieron frente a la crisis cambiaria. Un 50% logró de todas maneras concretar las operaciones con crédito hipotecario, y el otro 50% puede dividirse en dos grupos: Un 25% salió a pedir préstamos de dinero a amigos, familiares, o renegociar con el propio banco, y el otro 25% postergó la concreción de la operación, a la espera de una mejora de la situación económica. Una solución posible, sobre todo para quienes tienen créditos con bancos públicos, es prorrogar o alargar los plazos del préstamo, a los fines de obtener más pesos.
Bennazar afirma que “nosotros lo que propusimos es tasar, vender y ofertar las unidades en UVAs (Unidad de Valor Adquisitivo), pero para esto el sistema bancario también debería trabajar con UVAs. De esta forma, si empezabas con un préstamo en octubre con UVAs, hoy tendrías la misma cantidad de UVAs y no lo que pasa habitualmente que es que en el lapso de los 90 a 120 días que tarda el trámite tenés tres cambios del dólar”.
Para finalizar, Bennazar afirma que las expectativas para lo que resta del año es continuar con el ritmo de operaciones inmobiliarias concretadas hasta el momento, dejando de lado la expectativa inicial que consistía en conseguir un récord de ventas este año.