Los créditos hipotecarios UVA habían logrado un boom en el año 2016, donde habían comenzado a volverse accesibles para un trabajador de clase media. En efecto, muchos se volcaban a la posibilidad de acceder a la tan soñada casa propia, con el pago de cuotas muy similares a la de un alquiler, a 20 o 30 años.
Hoy en día la realidad económica golpea a la clase trabajadora, y estos créditos hipotecarios ajustables por inflación se han vuelto prácticamente inaccesibles.
Los números son contundentes, y dicen que para acceder a un crédito hipotecario UVA se debe percibir un sueldo cercano a los $130.000 mensuales, y la cuota asciende al triple al de un alquiler.
En el año 2017, por ejemplo, con un sueldo de $26.400, se podía acceder a un crédito hipotecario UVA por el 80% del valor de la propiedad, para un departamento dos ambientes usados de 43m2 aproximadamente, en un barrio porteño medio, y la cuota ascendería a $6.750, muy similar al valor del canon locativo por una propiedad de similares dimensiones en el mismo barrio porteño.
Hoy el panorama es totalmente diferente. Para acceder a un crédito hipotecario UVA para ser propietario de un inmueble de esas dimensiones hay que tener un sueldo cuatro veces mayor que en 2017, y la cuota asciende a $33.000, casi tres veces el valor de un alquiler.
Además, debe tenerse en cuenta que el banco presta un 80% del valor del inmueble, con lo cual el candidato a acceder a un crédito UVA debe tener al menos un ahorro previo del 20% del valor, siendo esto un impedimento de magnitud para la viabilidad del crédito UVA.
La proporción calculada en el ejemplo anterior aplica, incluso, para acceder a viviendas de barrios no cotizados, sea la ciudad de que se trate, sea Ciudad Autónoma de Buenos Aires o Rosario.
Alejandro Bennazar, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina, afirma que “la gran causa es que el dólar pasó de $ 17 a casi $ 40, y los precios en dólares de las propiedades se mantuvieron. Así, en pesos, las viviendas hoy valen más del doble”.
Según lo indican datos oficiales, un departamento dos ambientes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires paso de un año a otro de U$S 105.400 A U$S 123.800.
Otra de las razones por las cuales los créditos hipotecarios UVA se volvieron inaccesibles para la clase media fue el incremento de las tasas. Así, en el Banco Nación, a la inflación se le sumaba una tasa del 3,5%, pero hoy esas tasas rondan el 10%.
Según datos arrojados por el Banco Central, en octubre de este año los créditos hipotecarios UVA otorgados fueron un 77% menor que en marzo de este año, mes en que se había alcanzado un récord de $13.937millones.
Según informan bancos líderes en el país, la caída de los créditos hipotecarios UVA fue estrepitosa, y muchos bancos ya han disuelto las áreas específicas que habían creado para procesar las solicitudes de los créditos UVA. Se paso de procesar alrededor de 600 a 30 solicitudes por mes.
Los créditos UVA se han vuelto algo marginal, para una minoría selecta, ya que la gran mayoría no califica.
Las inmobiliarias consultadas relatan el fenómeno, que comenzó el año pasado. En efecto, familias de clase media trabajadora, en su mayoría inquilinas, invadían las inmobiliarias y bancos en busca de la casa propia a través de la gestión de un crédito hipotecario UVA. El movimiento de gente se mantuvo hasta principios de este año, donde comenzó a mermar debido a la corrida cambiaria y crisis económica.
“En las condiciones actuales del mercado inmobiliario, y con tasas de interés tan elevadas, los préstamos hipotecarios UVA quedaron limitados a personas de clase media alta a las que sólo les falte cubrir un 20 o 30% del valor de la propiedad”, explica Alejandro Juan Bennazar, de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
En la situación económica actual, el público de clase media ya ni se acerca a consultar, debido a las exigentes condiciones impuestas que torna casi imposible el acceso al crédito. La situación económica no promete repuntar, según lo manifiestan los indicadores económicos para el año 2019, y el mercado inmobiliario no será la excepción si los propietarios de los inmuebles no toman la decisión de bajar los precios establecidos en dólares.