Es necesario verificar el estado de una instalación eléctrica, constatando en primer lugar qué tipo de cables se han utilizado según el uso del local donde dicha instalación se encuentra.
Así, cuando se trata de lugares de alta concentración de público, como ser oficinas, shoppings, locales comerciales, o espacios donde las condiciones de evacuación son difíciles, es imperioso que el cable no sea propagador del incendio, y que la emisión de humos y opacidad sean reducidas. Esto comunmente es conocido como “cables libres de halógenos”.
Si bien la característica principal de estos cables es que son libres de halógenos, esta no es su única característica.
Los beneficios que conllevan la instalación de dichos conductores son irrefutables, ya que los mismos reducen la propagación de incendios, no emiten vapores tóxicos, lo cual podría provocar que las personas se sintieran mal en casos de evacuación de incendios, y los humos que emiten no son opacos, lo cual favorece la percepción visual de señalizaciones y medios de evacuación.
El primer interrogante que se genera es cómo se comprueba que se está en presencia de cables halógenos.
Si bien estos cables presentan códigos alfanuméricos que los identifican, existen criterios técnicos que los especialistas utilizan para determinar si se encuentran ante un conductor convencional o halógeno.
Un primer criterio es que al tacto el cable “libre de halógenos” es más suave y deslizante que los cables convencionales. En efecto, al palpar ambos tipos de cable se notará la diferencia, aunque, por supuesto, si la instalación está realizada con un único tipo de cable será más difícil notar la diferencia entre ambos conductores, con lo que se precisará de mucha experiencia para distinguirlos.
Un segundo criterio es que el cable “libre de halógenos” posee una especie de recubrimiento de polvo blanquecino que se raya al rasparlo y/o posee rayas blancas. Así, si se raspase con un objeto punzante o con la misma uña este tipo de cable, quedará en su recubrimiento una señal blanquecina. Posee el aspecto de contar con rayas blancas, por la misma manipulación de la industria en su fabricación y envasado, que provoca que dicho polvo blanquecino aflore en forma de rayas longitudinales blancas.
Un tercer criterio a tener en cuenta es que un cable “libre de halógenos” apenas arde cuando se le acerca una llama, la emisión de humo es muy baja, y no desprende mal olor.
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