La barra de acoplamiento constituye un elemento esencial del sistema de dirección, y cuando se encuentra dañada o rota es probable que se pierda la dirección del vehículo, con los riesgos que ello implica para los ocupantes del mismo.
Debido a que cualquier desperfecto en la barra de dirección puede comprometer la seguridad del conductor y de terceros, es de suma importancia no omitir el mantenimiento del vehículo, y proceder a su sustitución cuando fuera necesario.
La barra de acoplamiento es el brazo que conecta la cremallera al portamangueras, y en un vehículo puede encontrarse una por cada barra directriz.
La bieleta, por su parte, se encuentra compuesta de dos piezas:
La rótula de dirección, la cual se encuentra conectada al portamangueras.
La rótula de dirección interior, que se encuentra conectada a la cremallera. Esta también recibe el nombre de rótula axial o biellete. La rótula de dirección interior siempre está protegida por un fuelle.
La rótula de dirección y la rótula de dirección interior se encuentran atornilladas una a la otra. Esta unión permite modificar la longitud de la bieleta y regular el paralelismo de las ruedas delanteras.
Para saber cuándo es el momento de cambiar la barra de acoplamiento, debe diagnosticarse en una bieleta el juego que puedan tener la rótula de dirección y la rótula de dirección interior. Este diagnóstico es básicamente visual.
Para realizar el diagnóstico, los técnicos mecánicos realizan el siguiente procedimiento:
– Elevan el vehículo sobre soportes de columna.
– Vigilan la rueda opuesta en contacto con el suelo.
– Giran las ruedas de un lado para acceder visualmente al fuelle de la dirección.
– Desmontan los dos collarines (una especie de clips) del fuelle de la dirección.
– Deslizan el fuelle hacia la parte central de la bieleta de forma que se pueda observar la rótula de dirección y la rótula de dirección interior.
– Solicitan al ayudante que mantenga la rueda girando mientras realizan pequeños movimientos de vaivén con el volante.
– Observan durante estos movimientos la posible presencia de juego en las dos rótulas.
– Vuelven a colocar el fuelle.
– Bajan el vehículo.
– Repiten la operación en la otra rueda.
Es posible que sólo sea necesario sustituir la rótula en el caso de que tenga juego, lo que provoca una dirección imprecisa y problemas de paralelismo (equilibrado). Esto puede provocar la rotura de la rótula y la pérdida del control del vehículo. Éste es el motivo por el que al cambiar la rótula de la dirección, de la rótula de la dirección interior o de las barras de acoplamiento, el vehículo debe, de forma inmediata, someterse a un reglaje de paralelismo (equilibrado) por parte de un especialista.