Las joyas de oro blanco se mantendrán brillantes por más tiempo y en buen estado si se las limpia con frecuencia de manera adecuada.
Antes que nada, es preciso establecer qué es el oro blanco. Se trata de una aleación de metales, el oro amarillo junto con metales blancos de formación platinada tales como el níquel, el paladio o la plata. La proporción es, en efecto, una parte de metal blanco y dos de oro amarillo.
Para proceder a la limpieza de una pieza de oro blanco es necesario saber que las mismas se encuentran cubiertas de una capa de rodio, que es la que le otorga el efecto de brillo suave, cual espejo. A la vez que le proporciona una gran acabado a la pieza, la dota de durabilidad y resistencia. El rodio es, en efecto, uno de los materiales más finos de la joyería, pero es también utilizado para la elaboración de piezas de productos tecnológicos, dada su gran conductividad, tales como tarjetas de gráficos, procesadores y pequeños circuitos informáticos.
Con el paso del tiempo es usual que las piezas de oro blanco vayan perdiendo su brillo, debido al desgaste, aunque mantengan su aspecto plateado. Esto es debido a un proceso de oxidación que se produce en la joya, causado sobre todo por el desgaste propio del uso.
A continuación, brindaremos algunos consejos caseros de limpieza, que pueden hacerse de manera muy sencilla con elementos y productos con los que siempre contamos en el hogar.
Antes de proceder a la limpieza de la pieza, es preciso establecer si la misma adolece de algún desperfecto o rotura, caso en el cual se deberá llevar a un joyero de confianza para que proceda a su reparación.
Si la pieza solamente precisa limpieza, se deberá realizar de alguno de los siguientes modos: Para el primero de estos remedios caseros se necesitará solamente detergente y agua. Deberá llenarse con agua un recipiente en el que se puedan sumergir las piezas. Una vez sumergidas, añadir una cucharada de detergente con acción quita grasas. Remover el líquido hasta que haga espuma, y dejar sumergidas las piezas por un plazo de 20 minutos. Luego, retirar las joyas, secar y frotar con un paño seco.
Otro de los métodos de limpieza es utilizar bicarbonato de sodio y agua. Es especialmente indicado para aquellas piezas de joyería que poseen recovecos difíciles de alcanzar, con lo cual será preciso utilizar un cepillo de dientes viejo. Se deberá mezclar el bicarbonato de sodio y agua hasta obtener una pasta. Tomar un poco de la pasta con el cepillo y frotar la joya suavemente, cuidando de no dañar la capa de rodio. La limpieza deberá realizarse por espacio de cinco a diez minutos. Luego, enjuagar la joya para retirar los restos de pasta. Secar suavemente con un paño limpio.
También, puede mezclarse jugo de limón y bicarbonato para limpiar el oro blanco. Este es un remedio indicado para aquellas piezas que son más gruesas, es decir, que poseen una capa de rodio más gruesa de lo habitual, entre 0,2 y 0,5 miligramos. Por ello, no se recomienda aplicar en piezas más delgadas. Se deberá mezclar el jugo del limón con bicarbonato de sodio y agua tibia. Luego, proceder como en el caso anterior, frotando la pasta con la ayuda de un cepillo de dientes viejo, enjuagar y secar con un paño limpio.
Por último, se pueden utilizar dos métodos. Uno es efectuar la limpieza utilizando pasta de dientes, y la otra mediante el jugo de cebolla.
En el caso de la pasta de dientes, se recomienda utilizarla en aquellas joyas que sean lisas y no posean recovecos. Frotar la pasta con la ayuda de un cepillo sobre la pieza, enjuagar y secar con paño limpio.
Para finalizar, se puede utilizar el jugo de una cebolla para limpiar el oro blanco. Colocar en un recipiente el jugo de una o varias cebollas, y sumergir en el líquido las joyas. Dejar sumergidas por el plazo de unas dos horas. Luego, enjuagar con abundante agua para quitar el olor a cebolla. Secar con un paño y frotar para sacar brillo.